Crónicas de El
                       
Cabuche 2

 

Cronopios y Físicos, vidas paralelas

 

 

Hace treinta años fallecía en París, Julio Cortázar, la escuela vivía una intensa época de reflexión, y de cierta forma respondía a esa herencia de lucha por la dignidad que usó como una de sus banderas la figura y obra del Cronopio Mayor, Julio Cortázar.

 

Durante la década de los cincuenta, Cortázar daba vida a esos seres imaginarios, que reflejaban la vida misma, mientras un par de entusiastas y comprometidos científicos se empeñaban en abrir una carrera de física para formar científicos; ambos sueños de materializaron, Cortázar contaba con una serie de cuentos lúdicos que para 1962 veían la luz al ser publicados y compartidos con el gran público, Gustavo del Castillo y Candelario Pérez, habían logrado fundar el Departamento de Física en la universidad potosina y para 1962, sus raíces estaban sólidas y en esa semana de física, la primera que se realizaba, como el propio Candelario lo establece, la física estaba fincada en la UASLP.

 

Esos caminos, entre cronopios, se encontrarían nueve años después, a finales de 1969, cuando en los jardines de la vieja Escuela de Física, convergieran, al final de la asíntota, la obra de Julio Cortázar y de Gustavo del Castillo y Candelario Pérez. Manuel Martínez y compañía fundaban El Cronopio y orientaban la línea de trabajo que de cierta manera perdura hasta nuestros días. Cierto que hay desviaciones, y es tiempo que la física en el seno de la Facultad de Ciencias, recupere su esencia y se resista a la destrucción de que hoy es presa, de la mano de famas y esperanzas, y resurjan esos cronopios que recuperen el camino.

 

Hoy en día, el nombre de cronopio engalana eventos, cafés, grupos, revistas, en fin una serie de cuestiones que demandan su nombre. Sin embargo, el nombre de nuestras publicaciones escritas, son si no la más antigua, si de las primeras, y responde a esos caminos paralelos que mencionamos.

 

Cumplimos 45 años usando el nombre cortazariano y hoy nos congratulamos del centenario del Cronopio Mayor, que naciera un 26 de agosto de 1941 y muriera un 12 de febrero de 1984.

En ese juego lúdico de Cortázar que diera vida imaginaria a esos seres con los que diera un nuevo enfoque a su propia intuición de la realidad. Muchas interpretaciones sobre los cronopios se han dado, incluso tratando de asociarlo con el tiempo, por lo de Cronos, el dios del tiempo. Sin embargo, es de cuña plenamente imaginaria, que llegara de manera misteriosa al igual que sus personajes.

 

En el pasado receso que tuvimos en la universidad, encontré en la Ghandi, la librería, un libro de Cortázar editado en septiembre del 2013, el título me apuró a mercarlo, clases de literatura, Berkeley, 1980. Inmediatamente me chuté las mentadas clases, descubriendo que la perorata de Cortázar es tan deliciosa como su prosa. En la sexta clase que la destina a tratar en parte el humor y la música en la literatura, donde se refiere al juego y a lo lúdico, comenta la anécdota sobre los cronopios y en vez de describirla, dejaremos a nuestro gran Cronopio lo haga cediéndole la palabra:

 

“Un día estando en un teatro de París hubo un intervalo entre dos momentos del concierto y yo estaba solo, distraído, pensando o no pensando, y en ese momento tuve la visión –una visión interior, desde luego- de unos seres que se paseaban en el aire y eran como globos verdes. Yo los veía como globos verdes pero con orejas, una figura un poco humana, pero que no eran exactamente seres humanos. Al mismo tiempo me vino el nombre de esos seres que era cronopios. (...) Cuando volví a mi casa, en los días siguientes, los tuve de nuevo presentes; entonces se produjo una especie de disociación: no sabía lo que eran los cronopios ni tampoco sabía cómo eran, no tenía la menor idea, pero la disociación se produjo porque aparecieron los antagonistas de los cronopios a los que llamé famas. (La palabra fama también me vino así. Quiere decir en español lo famoso, la fama, la gloria; evidentemente ahí había una intención un poco irónica porque a los famas los vi siempre con mucho cuello, mucha corbata, mucho sombrero y mucha importancia.) Esa disociación se produjo automáticamente: a los cronopios, por contraste con los famas, los sentí como lo que realmente era: unos seres muy libres, muy anárquicos, muy locos, capaces de las peores tonterías y al mismo tiempo llenos de astucia, de sentido del humor, una cierta gracia; en tanto vi a los famas como los representantes de la buena conducta, del orden, de las cosas que tienen que marchar perfectamente bien porque sino habrá sanciones y castigos. En el momento en que se había producido esa disociación, creía que la cosa había terminado y era simple fantasía mental pero de golpe aparecieron unos terceros personajes que no eran ni cronopios ni famas e inmediatamente los llamé esperanzas. (Nunca sabré por qué los llamé esperanzas, la palabra vino así.) Esos personajes se situaban un poco a la mitad porque tienen algunas características de los cronopios en el sentido de que tienden a ser bastante tontos algunas veces: son ingenuos, despreocupados, se caen de los balcones y de los árboles y al mismo tiempo, al contrario de los cronopios, tienen un gran respeto por los famas. En algunos casos he calificado a los esperanzas como elementos femeninos pero ahí entraban masculinos y femeninos, lo mismo que los cronopios: yo hablo de los cronopios pero puede haber cronopias y cronopios, aunque nunca usé el femenino al escribir. Las esperanzas por un lado admiran a los cronopios, pero les tienen mucho miedo porque los cronopios hacen tonterías y las esperanzas tienen miedo de eso porque saben que los famas se van a enojar.

 

Ese pequeño mundo – que ustedes saben hasta qué punto es un mundo lúdico, de juego- se fue articulando en una serie de pequeños cuentos. Si ustedes tienen la edición por ahí verán que las primeras páginas son muy confusas porque yo mismo no sabía cómo eran los famas y los cronopios. Al principio los famas tienen unas características de los cronopios, pero después las cosas se separan y a partir del cuarto o quinto pequeño relato ya se los ve como he tratado de describirlos. Pienso que en el plano teórico no puedo decir nada sobre mis cronopios y sus amigos porque yo mismo no sé gran cosa; todo lo que sé lo he dicho y, como creo que los textos en que ellos se mueven los describimos y los muestran bien, lo que quiero hacer es leerles una historia de cronopios y de famas que les mostraran sus distintas actitudes y sus distintas reacciones”

 

Como ven el propio Cortázar describe la forma en que fueron imaginados y creados y las características dadas a estos personajes que han inspirado al mundo entero durante un poco más de cincuenta años.

 

Una de esas historias y que por cierto, Cortázar narra en dichas lecciones, es: comercio, en ella podemos apreciar las peculiaridades de los famas, esperanzas y cronopios, y además podemos hacer el ejercicio de proyectarlas al caso de la escuela-facultad, creo que hoy mas que antes ilustra muy bien el ambiente que vivimos y nos hará reflexionar sobre lo que cada quien queremos para esta desvirtuada y degradante facultad de ciencias.

 

“COMERCIO: Los famas habían puesto una fábrica de mangueras, y emplearon a numerosos cronopios para el enrollado y depósito. Apenas los cronopios estuvieron en el lugar del hecho, una grandísima alegría- Había mangueras verdes, rojas, azules, amarillas y violetas. Eran transparentes y al ensayarlas se veía correr el agua con todas sus burbujas y a veces un sorprendido insecto. Los cronopios empezaron a lanzar grandes gritos. Y querían bailar tregua y bailar catala en vez de trabajar. Los famas se enfurecieron y aplicaron en seguida los artículos 21, 22 y 23 del reglamento interno. A fin de evitar la repetición de tales hechos.

Como los famas son muy descuidados, los cronopios esperaron circunstancias favorables y cargaron muchísimas mangueras en un camión. Cuando encontraban una niña, cortaban un pedazo de manguera azul y se la obsequiaban para que pudiera saltar a la manguera. Así, en todas las esquinas se vieron nacer bellísimas burbujas azules transparentes, con una niña adentro que parecía una ardilla en su jaula. Los padres de la niña aspiraban a quitarle la manguera para regar el jardín, pero se supo que los astutos cronopios las habían pinchado de modo que el agua se hacía pedazos en ellas y no servían para nada. Al final los padres se cansaban y la niña iba a la esquina y saltaba y saltaba.

Con las mangueras amarillas los cronopios adornaron diversos monumentos, y con las mangueras verdes tendieron trampas al modo africano en pleno rosedal, para ver cómo las esperanzas caían una a una. Alrededor de las esperanzas caídas los cronopios bailaban tregua y bailaban catala, y las esperanzas les reprochaban su acción diciendo así:

-Crueles cronopios cruentos. ¡Crueles!

Los cronopios, que no deseaban ningún mal a las esperanzas, las ayudaron a levantarse y les regalaban pedazos de manguera roja. Así las esperanzas pudieron ir a sus casas y cumplir el más intenso de sus anhelos: regar los jardines verdes con mangueras rojas.

Los famas cerraron la fábrica y dieron un banquete lleno de discursos fúnebres y camareros que servían el pescado en medio de grandes suspiros. Y no invitaron a ningún cronopio, y solamente a las esperanzas que no habían caído en las trampas del rosedal, porque las otras habían quedado con pedazos de manguera y los famas estaban enojados con esas esperanzas.”

 

La literatura de Cortázar no sólo ha embelesado el espíritu y las mentes inquisidoras, se ha convertido en bandera en la búsqueda de un mundo mejor, su historia de los cronopios a perdurado, cincuenta y dos años desde su publicación, y perdurará para siempre, y como hemos indicado va de la mano con la física en San Luis que a lo largo de esos cincuenta y dos años de consolidación ha brillado con luz propia, muy a pesar de los malos momentos por los que pasa, en los cuales la formación de los futuros físicos se ve amenazado, muy posiblemente de manera consciente por los famas que han secuestrado su desarrollo, como esa fábrica de mangueras que fuera cerrada, dejando de lado a los cronopios y las esperanzas esquivas.

 

Ahora que estamos por celebrar los sesenta años de física en San Luis, donde esos famas buscan tomar el festejo como una fiesta donde lucirse, vale la pena reflexionar sobre el futuro de la física potosina y hacer el esfuerzo por recuperar ese espíritu con el que fue creada y desarrollada durante muchos años por esos cronopios que le dieron vida y desarrollo.