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LA CORRIENTE ELECTRICA

Luigi Galvani

Anatomista italiano que nació en Bologna el 9 de septiembre de 1737 y murió en el mismo lugar el 4 de diciembre de 1798.

Galvani fue profesor de anatomía en la Universidad de Bologna; en su clase descubrió cómo la corriente eléctrica influye sobre los músculos. A continuación narra sus experiencias.

El descubrimiento fue hecho de la siguiente manera. Había disecado y preparado una rana como se ve en la figura 2; mientras atendía otras cosas, la dejé sobre una mesa en la cual se hallaba una máquina eléctrica a cierta distancia de su conductor, separada de éste por un espacio considerable. Ahora bien, si alguna, de las personas presentes tocaba por casualidad y levemente los nervios crurales internos DD de la rana con la punta de un escalpelo, todos los músculos de las patas parecían contraerse una y otra vez, como si estuvieran atacadas por fuertes calambres. Otro de los presentes que nos estaban ayudando en las investigaciones eléctricas creyó haber observado que la acción se producía cuando se desprendía una chispa del conductor de la máquina. Asombrado por este nuevo fenómeno, me llamó la atención sobre él, en momentos en que meditaba profundamente sobre otras cuestiones. Excitado, con un entusiasmo y un ansia increíble, traté de probarlo para arrojar luz sobre este misterio. Por consiguiente, yo mismo toqué uno u otro nervio con la punta del escalpelo y, al mismo tiempo, uno de los presentes hacía saltar una chispa. El fenómeno era siempre idéntico. En el mismo instante en que saltaba la chispa, cada músculo de la pata era indefectiblemente sacudido por varias contracciones, como si el animal preparado estuviese atacado por el tétanos.

FIGURA 1

Pensando que estos movimientos pudieran originarse por el contacto de la punta de un cuchillo, que posiblemente causaría el estado de excitación, más bien que por la chispa, volví a tocar con la punta del cuchillo de la misma manera los mismos nervios de las otras ranas, y con mayor presión aún, pero esta vez aunque nadie hiciera saltar la chispa. En estas condiciones no pudo notarse movimiento alguno. Llegué por eso a la conclusión de que, para provocar el fenómeno, se precisaban tanto el contacto con un cuerpo como la chispa eléctrica.

FIGURA 2

Por este motivo, apreté nuevamente la hoja del cuchillo sobre el nervio y mantuve así, mientras la chispa saltaba y luego mientras la máquina no funcionaba. El fenómeno ocurría solamente mientras saltaban las chispas.

Repetimos el experimento, usando siempre el mismo cuchillo. Pero observamos que dichos movimientos, aún con la chispa, a veces se producían y a veces no.

Excitados por esta novedad del fenómeno, resolvimos investigar la cosa de una y otra manera, para seguirla experimentalmente, usando siempre el mismo escalpelo, a fin de descubrir en lo posible las causas de esta diferencia inesperada. Y este nuevo esfuerzo no resultó infructuoso. Logramos descubrir que todo el fenómeno dependía de las diferentes partes del escalpelo que sostuvieran los dedos. En efecto, el escalpelo tenía un mango de hueso; si se sostenía éste en la mano no se producían contracciones, aunque saltara la chispa; pero tenían lugar si el dedo descansaba sobre la hoja metálica o sobre el remache de hierro, por medio del cual la hoja estaba fija al mango.

Ahora bien, como los huesos bien secos tienen una naturaleza eléctrica, mientras que la hoja metálica y el remache de hierro tienen una naturaleza conductora, también llamada no eléctrica, fuimos llevados a suponer que, teniendo en los dedos el mango de hueso, el fluido eléctrico que, de una u otra manera actuaba en la rana, era retenido, pudiendo entrar en cambio al tocar la hoja o el remache conectado con la misma.

Finalmente, para poner la cosa fuera de toda duda, empleamos en lugar de escalpelo aveces una varilla delgada de vidrio H, que se había limpiado de humedad y polvo, y, otras veces, una varilla de hierro G. Con la varilla de vidrio, no sólo tocamos los nervios de la pata, sino que también los hemos fregado fuertemente mientras se estaban produciendo las chispas; pero en vano: a pesar de todo nuestro empeño, el fenómeno no se producía, aun cuando gran cantidad de poderosas chispas se desprendiese del conductor de la máquina a una pequeña distancia del animal. En cambio, el fenómeno se produjo cuando tocamos el mismo nervio, aun levemente, con la varilla de hierro y sólo saltaban chispas muy pequeñas.

Fragmento de D. viribus electricitatis in motu musculari commentarius (1791).

Trad. de D. Papp (Buenos Aires, 1945).

Datos biográficos por M. en C. Arturo Noyola Isgleas.

Del libro Panorama histórico de la ciencia moderna de P. Lain Entralgo y José Ma. López Piñero.