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LA LEY DE LA FUERZA ELECTRICA

Charles Agustín Coulomb

Físico francés que nació en Angoulême, Charente, en el año de 1736 un 14 de junio; murió en París el 23 de agosto de 1806.

Coulomb fue en su juventud ingeniero militar y sirvió por un tiempo en las Indias Orientales. Durante la revolución Francesa trabajó en Blois.

En 1777 inventó la balanza de torsión descubriendo con ella  la ley que actualmente lleva su nombre. Se presenta a continuación.

En una Memoria presentada a la Academia en 1784, he determinado mediante experimentos las leyes de la fuerza de torsión de un alambre metálico, y he encontrado que esa fuerza es igual al producto del ángulo de torsión de la cuarta potencia del diámetro del alambre suspendido y de la inversa de su longitud, todo multiplicado por un coeficiente constante, que depende de la naturaleza del metal y que es fácil de determinar por la experiencia.

He demostrado en la misma Memoria que, mediante el uso de esa fuerza de torsión, es posible medir con precisión fuerzas muy pequeñas, como, por ejemplo un diezmilésimo de un grano (un grano equivale a 0.06 gr.). En la misma Memoria di una aplicación de esta teoría, al tratar de medir la fuerza constante atribuida a la adhesión, en la fórmula que expresa la fricción de la superficie de un cuerpo sólido en movimiento dentro de un fluido.

Someto hoy a la Academia una balanza eléctrica construida sobre ese mismo principio; mide exactamente el estado y la fuerza eléctrica en un cuerpo, por más débilmente cargado que éste se halle.

CONSTRUCCION DE LA BALANZA

A pesar de que he aprendido con la experiencia que, para llevar a cabo varios experimentos eléctricos de manera conveniente, debería corregir algunos defectos en la primera balanza de esta clase que he hecho, ésta es la única de la que me he servido. La describiré haciendo notar que su forma y tamaño pueden variar de acuerdo con la naturaleza de los experimentos que uno quiera emprender.

FIGURA 1 

Sobre un cilindro de vidrio A B C D (figura 1) de 12 pulgadas de diámetro, que cubre por completo el vaso mencionado en primer lugar. Este disco está perforado ostentando dos agujeros de 20 líneas de diámetro; uno de ellos en el medio, en f, sobre el cual está colocado un tubo de vidrio de 24 pulgadas de alto, que está conectado con el orificio f mediante el cemento ordinariamente usado en aparatos eléctricos. En el extremo superior del tubo h está colocado un micrómetro de torsión que se ve en detalle en la figura 2.

FIGURA 2

La parte superior No. 1 lleva la cabeza b, el índice io y la grapa q. Esta pieza se ajusta en el orificio G de la pieza No. 2 esta última formada por un círculo ab dividido en su borde en 360 grados, y por un tubo de cobre  Þ que ajusta en el tubo H, No. 3, conectado al extremo superior del tubo de vidrio, o columna fh de la figura 1. La grapa q tiene la misma forma que el extremo de un compás donde va la tiza. En este cañuto, cerrado con el anillo q, se fija el extremo de un hilo muy delgado de plata; el otro extremo de éste está sujeto en P, en una grapa formada por un cilindro Po, hecho de cobre o de hierro, cuyo diámetro no es mayor de una línea, y cuya parte superior está hendida formando una grapa que se cierra por medio de la pieza deslizable Þ. Este pequeño cilindro está alargado en C, atravesado por un orificio en el que puede ser insertada la aguja ag. El peso de este pequeño cilindro debe de ser lo suficientemente elevado como para mantener tenso el alambre de plata, sin romperlo. La aguja que se muestra en la figura 1, en ag, suspendida horizontalmente cerca del punto medio del vaso grande que la contiene, está formada por un hilo de seda empapado en cera de España y que termina, desde q hasta a en 18 líneas de extensión, por una barra cilíndrica de goma laca. En el extremo a de esta aguja se ha colocado una pequeña, bola de médula de saúco de dos o tres líneas de diámetro. En g hay una pequeña pieza vertical de papel empapado en aguarrás, que sirve como contrapeso para la esferita a y que amortigua las oscilaciones.

Hemos dicho que la cubierta A C estaba perforada por un segundo orificio en m. En él se halla introducido un pequeño cilindro m Þ t cuya parte inferior Þ t está hecha de goma laca; en t hay otra bola de médula de saúco; alrededor del vaso, a la altura de la aguja, se ha descrito un círculo zQ dividido en 360 grados; para mayor sencillez he usado una tira de papel dividida en 360 grados, que se pega alrededor del vaso a la altura de la aguja.

FIGURA 3

Para poner este instrumento en uso, coloqué la cubierta de tal manera que el orificio m prácticamente correspondiese a la primera división del círculo zoQ trazado en el vaso. Coloqué el índice oi del micrómetro; luego giré a éste en el tubo vertical fh hasta que, mirando por el alambre suspendido y la esfera t, encontráramos la primera división o del círculo zoQ. La balanza está entonces en condiciones de ser usada para todas nuestras operaciones. Como ejemplo, procederemos a dar el método que hemos usado para determinar la ley fundamental, de acuerdo con la cual los cuerpos electrizados se repelen entre sí.

Ley fundamental de la electricidad

La fuerza de repulsión entre dos pequeñas esferas cargadas con la misma clase de electricidad está en razón inversa de los cuadrados de las distancias entre los centros de las esferas.

Experimento

Electrificamos un pequeño conductor (figura 4) que es simplemente un alfiler de cabeza grande, que se ha aislado introduciendo su extremo en la punta de una barrita de cera de España. Introducimos este alfiler

FIGURA 4

a través del agujero m y tocamos la esferita t que está en contacto con a. Al tocarlas con el alfiler, ambas se cargan de electricidad de la misma clase y se repelen recíprocamente a una distancia que es medida mirando por el alambre suspendido, y el centro de la esferita a, a la correspondiente división del círculo zoQ. Luego, girando el índice del micrómetro en el sentido pno, torcemos el alambre y ejercemos una fuerza proporcional al ángulo de torsión que tiende a acercar la esferita a a la t. Comparando estas fuerzas de torsión con las correspondientes distancias de las esferitas, hallamos la ley de repulsión. Aquí presentaré las conclusiones obtenidas, que inmediatamente harán evidente la ley de repulsión.

Primera: Habiendo electrificado las dos esferitas por medio del alfiler, cuando el índice del micrómetro marca cero, la esferita a se separa de la t en 36 grados.

Segunda: Al torcer el alambre suspendido en 126 grados, como lo muestra el punto o del micrómetro las dos esferitas se acercan, distanciándose sólo en 18 grados.

Tercera: Al torcer el alambre de suspensión en 567 grados, ambas esferitas se acercan a una distancia de 8 grados y medio.

Explicación y resultado de este experimento

Antes de haber sido electrificadas, ambas esferitas se tocan y el centro de la esferita a, suspendida por la aguja, no está separado del punto donde la torsión del alambre suspendido es nulo, sino por una distancia equivalente a la mitad del diámetro de las dos esferitas. Debe mencionarse que el alambre de plata lp, que forma la suspensión, tiene un largo de 28 pulgadas y es tan delgado que un pie del mismo sólo pesaba 1/16 de grano. Calculé la fuerza que era necesaria para torcer el alambre en el punto a, o sea, a cuatro pulgadas del alambre lp o el centro de suspensión. En esta ocasión, aplicando las fórmulas explicadas en la Memoria sobre las leyes de la fuerza de torsión en los alambres metálicos publicada en el volumen de la Academia de 1784, encontré qué, para torcer el alambre en 360 grados, la fuerza que debería aplicarse en el punto a para que actuara en la palanca an de cuatro pulgadas de longitud era de sólo 1/340 de grano. De manera que, desde que las fuerzas de torsión, como está probado en esa Memoria, son proporcionales a los ángulos de torsión, la fuerza más pequeña de repulsión las separaría sensiblemente una de otra.

Encontramos en nuestro primer experimento, en el que el índice del micrómetro está colocado en el cero, que las esferitas estaban separadas en 36 grados, lo que producía una fuerza de torsión igual a 1/3.400 de grano; en la segunda experiencia, la distancia era de 18 grados y la fuerza de repulsión era equivalente a 144 grados, de manera que a la mitad de distancia corresponde una fuerza cuadruplicada.

En la tercera experiencia, el alambre suspendido tuvo una torsión de 567 grados y las dos esferitas sólo estaban separadas en 8 grados y medio. La torsión total fue, consecuentemente, de 576 grados, cuatro veces la de la segunda experiencia, y la distancia entre las dos esferitas en esta tercera prueba tenía sólo una diferencia de medio grado, para valer la mitad de lo que se habían distanciado en el segundo experimento. Resulta entonces de estas tres pruebas que la acción repulsiva que cada una de las esferitas ejerce sobre la otra, cuando están cargadas de electricidad del mismo nombre, está en razón inversa del cuadrado de la distancia.

Fragmento de una Memoria presentada a la Académie des Sciences (1788)

Trad. de D. Papp (Buenos Aires, 1945).

Datos Biográficos por M. en C. Arturo Noyola Isgleas.

Del libro Panorama histórico de la ciencia moderna de P. Lain Entralgo y José Ma. López Piñero.